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Breve historia

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Breve historia

El Villa e Palazzo Aminta no es solo un elegante hotel en medio de las verdes montañas del norte de Italia, sino también un lugar que guarda felices recuerdos que, sin duda, sorprenderán a los huéspedes más curiosos que quieran conocerlos.

Construido inicialmente como residencia personal del almirante de la Marina Real, Francesco Capece, el hotel todavía se llama como su querida mujer, Aminta. En el lejano 1918, el almirante, enamorado de las suaves líneas del paisaje lacustre, decidió poner los cimientos de su refinada casa en estas verdes colinas.

Durante las décadas siguientes, muchos representantes de la Belle Époque pasaron por las salas de la que entonces era la morada del almirante Capece.

En 1926, Paolo Troubetzkoy, gran artista descendiente de una familia rusa, nacido en la cercana Intra, hizo una escultura del dramaturgo irlandés, y amigo suyo, George Bernard Shaw, que visitó el lago Mayor invitado por el almirante y su esposa y quedó fascinado por las increíbles sensaciones que el paisaje despertaba en él.

Más tarde, en 1966, Liz Taylor y Richard Burton eligieron Villa Aminta para una de sus innumerables fugas de amor.

Todavía hoy, el Villa e Palazzo Aminta conserva este innato espíritu familiar que parece impregnar cada una de sus piedras. Avanzando lentamente por sus lujosas salas y por sus ricos pasillos, todavía es posible percibir claramente su alma cálida y tranquilizadora. La Villa se ha ampliado y embellecido con muebles antiguos, estucos, lámparas, preciosos tapices, arabescos y volutas de estilo oriental, en homenaje a la histórica relación con la República de Venecia, puerta de Oriente.

La familia Zanetta ha recuperado cuidadosamente el antiguo esplendor del edificio, recreando su maravilloso encanto y realizando una esmerada rehabilitación en la que la elegancia y lo clásico se han combinado con las soluciones tecnológicas más modernas y avanzadas para dar un toque de simplicidad y frescura a todo el hotel. Un hotel de lujo, rodeado de azaleas floridas y perfumes delicados, cuyo concepto de hospitalidad, en un estilo típicamente italiano, refleja la exquisita sensibilidad por el arte y el gusto por lo refinado de Beatriz y Roberto Zanetta.